Entonces, creyendo que era una mariposa, se asoma a la ventana de su habitación, abre sus brazos y se lanza. La impresión del golpe hizo despertar a aquella mariposa que había soñado ser Tzu, y de ahí en adelante nunca más volvió a volar, ya que temía que este solo fuera un sueño, que en realidad no era una mariposa, sino Tzu soñando ser una mariposa.
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