Fue ahí entonces, cuando en medio de aquel tormento por el que atravesaba el infierno, en la tierra decayó la fe. A causa de esto el infierno recuperó sus fuerzas y poco a poco hizo perder, cada vez mas, la poca fe que aun reinaba en la tierra; enseñó a mentir, tentó a los jóvenes a tener sexo, a codiciar lo ajeno, a tener varias parejas a la vez, a querer tenerlo todo. A causa de esto se puso la frase anterior (“los goces del mundo, son los tormentos del infierno”) en el espejo para ver que tal quedaría. Todos se sorprendieron cuando vieron que resulto: “los goces del mundo, siguen siendo los goces del infierno”.
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